天からの涙 (Ten kara no namida): Las lágrimas del cielo

Capítulo IV: Nunca confíes en lo que crees, será tu futuro

Primer acto: Tiempo.

-¡Damaaaaaaaaaaaaaaaas y Caballerooooooooooooos! ¡Bienvenidos al torneo de los cuaaaaaaaaaaaaaaaaatro maestros!

Todo el público gritó con emoción. El coliseo de la Torre del Paraíso estaba completamente lleno de espectadores. Todo estaba listo para dar inicio a la competencia.

-Maldicion Ferb, ¿no se supone que sólo nos vamos a inscribir? ¿Qué demonios hace toda esa gente aquí?.

-Conde, Conde, Conde, deberías saberlo: su vida como aldeanos es tan aburrida, que no tienen nada más que hacer que vivir espiando los torneos cada 100 años.

(._.)-Será mejor que ya no te pregunte nada amigo mío.

Los chicos estaban con Manuel en la entrada de la Torre. Les había costado bastante tiempo llegar, aunque habían madrugado. A decir verdad, la razón por la que los chicos estaban un poco retrasados era, por un lado, porque, tras visitar al anciano maestro el día anterior, habían acabado un poco agotados. Por el otro, no es que existiera un deseo sincero de arrivar a la competencia. Los chicos, sobre todo Dany, se mantenían en alerta constante. Sabían que en cualquier momento podían encontrarse con algún rostro conocido.

-No deben preocuparse chicos -Manuel exclamó con alegría-. Deben entender que el torneo es demasiado importante: recuerden que de este torneo saldrá un nuevo maestro total; es por eso que toda la gente desea conocer a los aspirantes.

-Bueno, eso es cierto -Omar, aunque hablaba, mantenía su vista en las personas que entraban-. Es lógico que la gente quiera conocer a sus líderes, al menos para saber a que se atienen.

-Disculpen muchachos, creo que no deberíamos seguir aquí -susurró Manuel-. La inscripción está a punto de dar inicio y, dado que llegamos un poco tarde, tal vez ya no verán a sus amigas por estos rumbos. Deben estar ya la mayoría de los participantes adentro, esperando la ceremonia de inicio.

Los chicos asintieron. De todas formas, no creían que las chicas se presentaran a ellos con tanta facilidad.

Segundo acto: Obstáculo.

Cuando llegaron al escenario principal, unos sujetos serios, con aspecto de policías, hicieron pasar a los chicos a una habitación con aspecto de vestidor. Manuel fue escoltado hasta las gradas, como toda la demás gente. Mientras un hombre narraba a la gente algunos aspectos del torneo (como los acontecimientos o hazañas de participantes de torneos pasados, reseñas sobre otros maestros conocidos en esas tierras, etc.), los chicos platicaban en el extraño vestidor.

-Bien, chicos, parece que ya no hay vuelta atrás.

Todos asintieron.

-¿Cuál es el plan entonces? Vamos a entrar a la competencia pero, ¿con qué propósito? Se supone que sólo necesitábamos ver a las chicas.

Dany se rascó su barbilla, como de costumbre.

-No creo que podamos entablar conversación con ellas tan fácilmente. Si nos trajeron a esta habitación, es porque no quieren que los participantes nos veamos todavía. A mi parecer, la única oportunidad que tenemos de dialogar con ellas es mediante los enfrentamientos.

Todo era silencio, salvo el lejano eco del micrófono...

-Sabemos -Omar se levantó- que Conde peleará ya con una de ellas. Eso ya es un avance. Lo que faltaría saber es cuándo y en que orden se darán los combates.

-Chicos -César habló- no creo que sea seguro seguir usando nuestros nombres de pila aquí. Por las chicas, el enemigo puede saber ya bastante de nosotros. Si vamos a participar en esto, y no somos reconocidos, será mejor. Estoy seguro que nadie reconocería a un Leki, un Yube o a un Kizuna.

-Concuerdo con eso -Fermin se animó-. Debemos usar nombres con significado que sólo nosotros sepamos. Yo seré, como siempre, Leki.

-Yo seré Kizuna -exclamó César-.

-Ya saben mi apodo, débiles mortales: Yube -Omar adquirió una pose de un conocido personaje de anime, Lelouch-.

-¿Y yo cómo me apodaré? -Dany preguntó-.

Omar estalló en carcajadas.

-Tu eres Dandy, y así te quedas.

Todos rieron con nerviosismo.

-Bien, no es necesario postergar esto, vamos allá, ¿vale?

-¡Sí!

Los chicos se dirigieron a la puerta de la habitación y, tras inhalar y exhalar con lentitud, Kizuna hizo ademán de girar el pomo de la puerta... el cual no lo hizo.

-¡No abre!.

Los chicos reaccionaron con lentitud, como si no comprendieran bien lo que estaba sucediendo.

-¿Qué?.

-He dicho que no abre, ¡la puerta está bloqueada!

-¡Maldición!

Fermin pateó la puerta con fuerza, pero sólo consiguió lastimarse.

-Esta cosa no va a abrir.

Y los chicos palidecieron: alguien no los dejaría participar en el torneo.

Tercer acto: Misterio.

-Hace ya mucho tiempo que he estado esperándoles, ¿saben chicos?

Los chicos voltearon con rapidez. En medio de aquel cuarto, una figura femenina se hallaba sentada en una de las sucias y viejas bancas. De estatura pequeña, con una apariencia de una chica de no más de 16 años, y con una hermosa cabellera castaña, aquella muchacha les observaba mientras sonreía con picardía.

-No los dejarán salir, ¿saben? Hay personas a las que les conviene dejar fuera del torneo desde el principio a algunos participantes.

-¿Personas?.

-Muchachos, esto no es el torneo mágico con participantes valientes y con buenos deseos que les dijo su acompañante: no sólo se trata de dinero o gloria: se trata de orgullo, de interéses, de poder.

¿Para que nos sirve saber eso? -Leki se aproximó a la muchacha con lentitud-. Eso no nos sacará de aquí.

-Tienes razón, eso no les ayudará a salir, pero... deben saber algo.

La habitación desapareció. Los chicos se vieron entonces volando, o al menos eso parecía, por que veían a su alrededor las nubes y el característico color azul del cielo.

-Todo lo que os rodea es una representación de su mundo -la muchacha se acercó; daba la apariencia de que flotaba-. Vean a sus pies, chicos...

Debajo de ellos, una escena muy familiar estaba representándose: el día en que las chicas habían sido raptadas.

-Están a punto de ver lo que sucedió ese día: lo que sucedió en verdad.

Los chicos palidecieron y fijaron su vista en los acontecimientos.

Cuarto acto: Verdad.

Tras abandonar los chicos la explanada con rapidez y alegría, las chicas quedaron un poco rezagadas. Karina bajó del escenario principal tras el concurso y se unió a ellas. Habían recorrido ya la mitad del trayecto cuando una figura encapuchada se les puso enfrente. Los chicos pudieron entonces escuchar lo que se estaba hablando.

-Mis queridas muchachas, me temo que tendrán que acompañarme.

-Disculpe, ¿quién es usted?

-Mi querida niña, no es pertinente que lo sepan aún, ¿podrían acompañarme ya? Es necesario que las lleve a un lugar donde estén seguras.

Las chicas se vieron entre sí.

-¿Seguras? ¿Corremos algún peligro?

-Mis queridas muchachas: un espía de mi mundo, vasallo del señor oscuro Gladiam, tiene la misión de llevarle a una de ustedes con propósitos desconocidos.

Las chicas rieron, a excepción de 3, que se vieron entre sí. Karina elevó la voz. 

-¿Cómo saber que usted no es el vasallo de ese tal señor oscuro?

-Karina, ¿piensas creerle? ¡Que ilusa!

El encapuchado se levanto un poco la capa, para dejar al descubierto su brazo izquierdo: una marca de un martillo azul brillaba con intensidad.

-Mi nombre, señorita, es Ren. Soy miembro de la real casa de Critas, en la hermosa ciudad de Musra. Este sello es la marca de mi familia, y razón de mi existencia. Puedo jurar por el honor de mi familia, y por mi vida misma, que no os he engañado en lo que he dicho.

Karina le observó a los ojos durante un rato, con una fijeza y una seriedad impresionantes.

-Te creo.

Las chicas se alarmaron, con expresiones tontas y exageradas.

-¡Karina!

-¿¡Qué tal si es un pervertido o un secuestrador!?

-¡Ha de tener malas intenciones!

-¡No puede ser que te creas su mágico cuentito de hadas!

Gabriela se abrió paso y toco el hombro de Karina.

-Yo también le creo a ese hombre.

Las chicas se debatían en que hacer, mientras Ren vigilaba para evitar cualquier peligro, pero...

-Una escena conmovedora, Ren, pero me temo que no puedes evitar que me lleve el séptimo corazón blanco.

-Maldición, has llegado ya... Merses.

Merses vestía con un traje gris, capa de viaje y de su espalda colgaban un par de espadas. Su rostro parecía el de una persona mucho mayor, pero su estatura delataba una temprana juventud. Merses sonrió.

-Que lastima que no te alegres de vere, Ren. Siempre es un gusto para mí el dialogar contigo un rato.

-Maldito traidor -Ren apretó los puños con fuerza y se adelantó para defender a las chicas-. Miembro distinguido y admirado por mi familia, convertido en una vil rata que sirve a los deseos de un ser egoísta.

-¿Egoísta? Mi estimado Ren, yo lo llamaría mmm celoso -Merses desfundó sus espadas y avanzó 2 pasos-. Si te quitas de mi camino en este momento, no tendré que lastimar más gente inocente. La anterior escuela que visité estuvo llena de obstáculos, así que tuve que abrirme paso. Mira que sucia quedó mi espada.

Sus espadas estaban todavía manchadas de sangre. Cuando las levantó más, unas cuantas gotas cayeron al suelo.

-Ya estuve allí Merses, y me temo que antes, por lo que estoy seguro no encontraste a la chica.

-Muy cierto, muy cierto. Te me has adelantado mucho ya, Ren. Me duele decirlo, pero me estoy volviendo un poco lento. Más que nada, mi error es haberte dejado con vida tanto tiempo.

-No posterguemos más esto, Merses, saquemos esta vieja espina que nos viene picando ya hace tiempo.

-Me parece prefecto, Ren.

De pronto, Ren desapareció.

Explosiones, gritos de las chicas, todo fue uno. Los muchachos observaron totalmente pálidos. Todo era realmente diferente a como se imaginaban había pasado en realidad. Ante ellos empezó a desarrollarse un combate, vieron lo que en verdad le había pasado a las chicas, vieron lo que hizo Merses, vieron cómo apareció el portal. En ese momento, comprendieron muchas cosas: comprendieron que habían sido engañados. Fueron 10 minutos lo que tardaron en ver todo.

-Esa era mi misión, mostrarles lo que sucedió -la chica se hallaba aun más cerca ahora-. Ahora debo irme. Les advierto que les esperan grandes sorpresas.

-Espera -exclamó Kizuna- ¿quién eres?.

-Ustedes me conocen, pero cada uno con diferente nombre. Para tí, mi nombre es...

De repente, tal y como antes, todo volvió a la normalidad.

Quinto acto: Futuro/Amistad.

Los chicos se encontraron de nuevo en aquella habitación. Estaban realmente impresionados. La puerta, antes sellada, estaba completamente abierta.

-Así que eso fue lo que sucedió en realidad.

-Claro, siempre supe que Daniela, ya fuera una impostora o ella misma, era malvada -susurró Leki-.

Los chicos rieron con gran alegría. La broma los relajaba.

-Ahora que sabemos que pasa, podemos confiar en que ellas están aquí por una razón, más no para ser nuestras enemigas. Debemos hablar con ellas.

-¡Que así sea, Dandy!

Los chicos salieron al escenario y Manuel bajó corriendo de las gradas.

-Chicos, ¿dónde diablos se habían metido? Casi los descalifican. Corran e inscríbanse. Están a punto de hacer el esquema para los enfrentamientos.

-¡Vamos chicos!

Tras inscribirse con sus apodos, como se había acordado, los chicos voltearon a la gran pantalla; ésta mostraría el orden de las peleas.

-Ahora sólo falta esperar, Leki.

-Así es Kizuna. ¿Crees que estemos listos para esto?.

-Todavía no, pero el anciano hermitaño nos ayudará a hacernos fuertes, ya verás.

-¡Damaaaaaaaaaaaaas y Caballeroooooooooos! Si prestan atención a la pantalla, verán el orden de los enfrentamientos. Se darán cuenta que, como primera sorpresa, se han eliminado los equipos en esta competencia.

Todos, incluidos obviamente los participantes, voltearon sus cabezas.

Enfrentamientos preliminares:

1ra Ronda: Shadow vs X-sa

2da Ronda: Kulk vs Cig

3ra Ronda: Yube vs Dandy

4ta Ronda: Karou vs Gabri

5ta Ronda: Ruth vs Merses

6ta Ronda: Ren vs Farsh

7ma Ronda: Kary vs Kizuna

8va Ronda: Leki vs Rybiana

No podía ser... ¡El hermitaño se había equivocado! Además, los chicos se dieron cuenta: el avanzar implicaba enfrentar o lastimar a algún amigo.

-Y, como dato adicional, les tengo una sorpresa aun mayor, no deben impacientarse porque: ¡El torneo da inicio mañana al atardecer!-

Los chicos se miraron horrorizados. Y, entonces, Kizuna los vió:

Sentado en la orilla de la plataforma, Merses sonreía ante el orden. No parecía en lo más mínimo preocupado. Tal y como lo habían visto minutos atrás en la proyección de los vestidores, cargaba sus 2 espadas en la espalda. Era aun más siniestro en persona.

 Ren observaba los resultados con serenidad. A plena luz del día, y sin capa, la marca de su brazo brillaba aun más que antes.

En medio de todo el escenario, Karina, Gabri, Rybiana y Kary observaban la enorme pantalla. Las cuatro, con aspecto imponente, eran celebradas por gran parte del público. Parecían ser las favoritas de muchos.

-¡Espere un momento! -un espectador empezó a gritar, inconforme- ¿Qué pasó con los demás? ¡No puede ser que sólo hallan entrado al torneo 16 participantes!

Una profunda, fría y sonora voz se dejó escuchar en todo el coliseo.

-Ese fue... el parecer de los dioses. El destino ha escogido a estos 16 participantes, así que... ¡NO QUIERO VOLVER A ESCUCHAR RECLAMOS Y CUCHICHEOS DE IGNORANTES! ¿¡O ES QUE ACASO DUDAN DE LAS DESICIONES de SUS DIOSES!?

La voz provenía de los asientos más altos del lugar. Provenía de uno de los 4 maestros. El público dejó de susurrar y calló con rapidez. Todos temían a la furia de los maestros. Sobre todo del que había hablado, el poderoso maestro de la Oscuridad.

Los chicos no podían creer lo que estaba pasando, todo era tan diferente a como lo habían imaginado. Kizuna volteó y vió a Kary mirándolo fijamente. Ella se dió la vuelta y salió del escenario. Los chicos se miraron entre sí.

-Leki... esto... no era lo que se supone debía suceder