MerryGoRound

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martes, 8 de diciembre de 2009



Akeboshi - Wind (Traducción)
Cultiva tu hambre, después idealízala
Motiva tu ira para hacer que todos se den cuenta
Escala la montaña, nunca desciendas
Rompe en los contenidos, nunca caigas

Mi rodilla sigue temblando, como si tuviera doce
Escabulléndome de la sala de clases, por la puerta trasera
Un hombre se burló de mi dos veces, pero no me importó
Esperar es derrochar para la gente como yo

No trates de vivir tan sabiamente
No llores porque estás en lo correcto
No te seques con mentiras o miedos
Porque te odiarás a ti mismo al final

No trates de vivir tan sabiamente
No llores porque estás en lo correcto
No te seques con mentiras o miedos
Porque te odiarás a ti mismo al final

Éste es un cuento que escribí, asi que espero os guste tanto como a mi OwO


El adiós...
Carlos se encontraba sentado en su silla como todos los días.  Su semblante era serio y sumamente extraño para su usual conducta. Se le veía cansado y preocupado. Lo único que parecía importarle era el observar a todos sus compañeros, como un pintor cuando desea grabarse una imágen para luego plasmarla en un cuadro.

Alejados, sus compañeros jugaban y reían sin preocupación. Ni siquiera los que él mismo llamaba "amigos" estában a su lado. Se sentía solo y no sabía como reaccionar. Era su último día en la escuela y nadie lo sabía. Su padre había conseguido el puesto que con esmero había ilusionado por años y, al encontrarse el mismo en otra ciudad, toda su familia había arreglado las cosas para la partida. Aun así, Carlos no había querido comunicarle a nadie la noticia. En sus adentros, pensaba que a nadie le importaría: se creía odiado y poco estimado por su grupo.

Tocó el timbre que marcaba el inicio de la jornada e inició la primera clase. Comentó a su compañero de enfrente unas cuantas tonterías y el otro río. Al cabo de un rato, de nuevo se oyó el zumbido y acabó la clase. Su compañero en seguida se levantó y se fué a otro lado. Carlos sabía de antemano que eso pasaría, pero tontamente pensó que sólo por ese día mágicamente habría una excepción. Volteó a su izquierda y vió como la chica que le gustaba reía y bromeaba con un chico apuesto y desenvuelto. Carlos sabía que ella se sentía atraída por el tipo, pero no pudo evitar sentir una mezcla de celos y desprecio para con él. Se levantó de su asiento y trato de entablar conversación con otros conocidos, los cuales le respondieron sonrientes y con ademanes tan felices como los de los demás.

Tras dos horas más de clase, inició el tercer receso y salió del aula para tomar aire fresco: conforme avanzaba el tiempo se iba sintiendo cada vez más nervioso. Caminó sin saber exactamente hacia dónde se dirigía y, a decir verdad, tampoco le importó mucho (era un descanso de 20 minutos, asi que no tenía prisa alguna); de nuevo comenzaban a invadirlo los sentimientos de soledad y tristeza.

Al dar vuelta hacia el auditorio, chocó con una joven y provocó que sus cosas cayeran y una que otra se rompiera. De inmediato (y con el rostro colorado por la vergüenza) se levantó del piso y recogió lo que pudo sin mirar a la chica. Ésta se limitó a mirale y Carlos no pudo evitar sonreír cuando oyó su voz : -Bueno tú, siempre has de estar molestando jajajajajajajaja-. De inmediato la reconoció y, después de levantar todas sus cosas del suelo, comenzaron a platicar de cosas sin importancia, de ella, de él, de cómo estaba cada uno. Volvió a su aula con un muy buen sabor de boca y, cuando entró de nuevo a su aula, rió, bromeó, platicó y jugó con sus amigos como lo solía hacer todos los días; después de todo, deseaba recordarlos con sus amigables, sinceras y burlonas carcajadas.

Como el profesor que tocaba ya estaba tardando, la jefa de grupo localizó a la maestra de la última clase y la convenció para que diera su clase. Ella la dió como siempre y, cuando tocó por última vez el timbre, rápidamente salió del salón. Por fin había llegado el momento de irse y Carlos lo sabía pero, a pesar de creerse preparado, no pudo evitar una ola de sentimientos contradictorios. Estaba guardando sus cosas, cuando entraron los supervisores de área y detuvieron a todos con una pregunta: -¿Dónde está el joven que se irá de la escuela? Necesitamos darle cierta información-.

De inmediato los murmullos comenzaron: ¿Irse de...?
Una chica enseguida reclamó: -Aquí no es, de seguro es en otro...- pero se calló cuando volteó y vió a Carlos con su brazo levantado. Todos sus compañeros lo miraron y el chico se aproximó a los asesores que, ante las caras de confusión e incredulidad que mostraban los alumnos, no tuvieron más remedio que preguntarle - ¿Porqué no les dijiste nada?-.

Carlos miró a todos sus compañeros y lo único que pudo decir fué: -No pude-. Acto seguido tomó sus cosas y se dirijió a la puerta con la plena convicción de irse, pero su amigo lo detuvo y le dijo casi gritando: -¿Quién es el cobarde ahora?-. Carlos, al ver que todos se hallaban realmente sorprendidos, se liberó de la mano de su amigo y, una vez cerca de la puerta, habló: -Nunca pensé que fuera tan importante para ustedes que se los dijera, pero me voy y no regresaré a esta ciudad por mucho tiempo-.
La chica por la que él sentía un afecto especial (y cuyo rostro expresaba una gran molestia) se levantó y le dijo: -No es posible que nos hallas ocultado algo de ésa magnitud-.

Carlos se dirigió a la puerta y, antes de salir completamente, volteó hacia ella y únicamente respondió: -A tí es a la que menos hubiera podido decírselo. Me gustas demasiado como para siquiera verte a los ojos-.

2 comentarios:

  1. OoO It's Freaky awesome. Te la succionaste con esa cosa, dhido we sigue asi,

    bueno no hay mucho que decir yo lo exprese todo arriba xDD ya sabes como soy

    primero xDDD
    en comentar xDD ya parece metro LOL

    bye we

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  2. mónika
    estuvo geneal!!!!!
    me encantó la historia
    waw!!!!
    por fin maduraz... xD
    faltan lágrimas, enojo y desesperación... pero ia ke mas dá. creo ke "carlos" es todavía muy niño para aprender a socializar... pero ia lo hará... aprenderá

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