Buenas tardes. Grande ha sido mi sorpresa cuando, al revisar los documentos de mi computadora, me he encontrado con este poema, el cual no recuerdo con exactitud cuándo lo escribí, pero sí recuerdo haberlo hecho. Debo admitir que lo leí y me gustó bastante. Hace mucho que no escribo poemas, además. Sea como sea, aquí lo dejo para que le echen un ojo. Un detalle curioso es que el texto lo encontré sin título, así que os propongo que, tras leerlo, ustedes mismos lo titulen. Me encantaría saber, de esa manera, lo que piensan del mismo. En fin, como dije al principio, buenas tardes.
Título: __________________________________
No quería levantarme ya. Estaba cansado.
No quería empezar de nuevo. Me costaba demasiado.
Tuve deseos de llorar. Me sentía demasiado solo.
La cama era demasiado grande para mí. Te habías ido.
Te quise demasiado. Te amé con toda el alma, esa es la verdad.
¡Peleamos por tantas cosas! ¡Me hiciste reír con tantas otras!
Me enseñaste a ver la vida de una manera totalmente distinta.
Me enseñaste lo que significaba ser padre. Me acompañaste media vida.
Me sentí muy solo. Recordé aquella casa que olía tanto a ti.
Olía a tu perfume, a tu cabello. La casa entera me recordaba a ti.
Me recordaba cómo me hiciste hombre. Me recordaba que yo te hice mujer.
La casa solía contarme largas, largas historias. Solía susurrarme al oído cuando estaba más solo.
Me decía lo triste que era que te extrañara. Lloraba conmigo porque ya no estabas.
Me acompañaba cada día. Me cuidaba cada noche.
Pero nunca nada es eterno, y eso lo he aprendido bien.
Efímero, instantáneo, fugaz. La casa fue vendida. Con ella dejé atrás toda una vida.
Nunca fui particularmente amistoso. Odiaba estar con otros. Nunca nadie fue como tú.
Nadie nunca logró hacerme sonreír de nuevo. Nadie nunca logró hacerme tan feliz como lo hiciste tú.
Vagué por las calles cada noche. Todas las noches me detenía frente a la misma vieja casa. Nuestra casa.
Me quedaba dormido frente al jardín. Al menos hasta que ellos me llevaban de vuelta.
De vuelta a mi nuevo hogar, decían. El lugar donde ahora debía estar.
Donde los ancianos se quedan dormidos mientras lloran. Donde todo parece haber llegado a su fin.
Siempre dijiste que yo me adelantaría y que eso te dolería tanto que sin pensarlo me seguirías.
Erraste por mucho. No fui el primero en despedirse. No fui tan valiente como para seguirte.
El día que te fuiste no era para nada especial. Pudiste haber escogido cualquier otro.
Pudiste no haberte ido. Pudiste haber esperado un poco más. Pero siempre fuiste desesperada.
Amabas la puntualidad. Siempre te dije que todo aquello no serviría de nada.
Incluso ahora sigo pensando que no sirve para nada. Incluso ahora tus manías me siguen pareciendo tonterías.
Tonterías que no olvido. No las puedo olvidar. Tu predilección por las gardenias. Tu gusto por el arroz.
Tus rabietas por mi despreocupación. Tu sonrisa cada vez que hacíamos el amor.
Mordí la almohada y me contuve. No tenía sentido ensuciar las sábanas por algo tan mundano.
Te habías muerto. Eso era todo. No era necesario preocuparme más.
Cierto. Ahora era más libre.
Ya no escuchaba tus gritos ni tus acusaciones.
Ya no tenía que preocuparme por tus quejas sobre lo poco que cuidaba mi salud.
Jamás tendría que rendir cuentas a alguien de nuevo.
Estaba solo. Completamente solo.
waaaaaaaa que bonito!!!! :3
ResponderEliminarno se me ocurre un titulo, puede tener tantos... es simplemente HERMOSO, MAGNIFICO, me llego al corazon sin duda alguna
Pero aún ahora te recuerdo...
ResponderEliminarNo se si pueda servir, uno mas de tus escritos cesar, y uno mas que me gusta. Casi no he leído poemas tuyos, pero este al igual que los otros fue un placer para mi pupila leerlo (: